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La contaminación química es un tema que se debe reconocer como un riesgo gigante, omnipresente y todopoderoso en el mundo de hoy. Es a todas luces ambicioso, complejo, difícil y hasta utópico, pensar que podamos pretender agotar un tema tan amplio y dinámico en este texto. 

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Contaminación química

 

Se trata de un tema que abarca demasiados conceptos que hacen complejo transmitir con claridad un mensaje útil y práctico al respecto. Esto exige presentarlo fraccionado, con la mayor sencillez posible. Sin necesidad de profundizar en las complejas honduras de sus particularidades técnicas y buscando aprovechar estos espacios para resaltar la necesidad de racionalizar su excesiva utilización en nuestro medio. De este modo podrá servir de referente para detener su abuso por las inmensas consecuencias que implica para nuestra integridad y bienestar común.  

¿Cuáles son las consecuencias de la contaminación química?

En este primer apartado, nos concentraremos en recopilar y divulgar unas consideraciones especiales de lo que este riesgo significa para la humanidad.

Actualmente son crecientes tanto los entornos como el volumen de sustancias químicas contaminantes que existen y que aparecen día a día. Están dispersas en todos los ambientes en que vivimos y nos desempeñamos los seres humanos. Es por esto que se torna difícil su control y se vuelve imposible escapar a su influencia nociva. 

Al mismo tiempo, son múltiples las actividades humanas que incluyen el uso excesivo de estas sustancias. Además, este uso en muchas ocasiones se hace con ligereza y por qué no con irresponsabilidad. Estamos expuestos todo el tiempo y no dimensionamos su influencia en el corto, mediano o largo plazo sobre nuestra propia salud y la del medio ambiente.  

Su presentación es amplia y muy variada. Algunos visibles, otros imperceptibles, otros con olores fuertes y algunos más tangibles por su presencia notoria y sus efectos tóxicos agudos. Además, con presentaciones muy disímiles: sólidos, polvos, líquidos, gases, aerosoles, vapores, metales, resinas, solventes, rocíos, geles, jabones, entre otros. Toda una gama de presentaciones inimaginables. 

 

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Tipos de contaminantes químicos

 

Estas sustancias o sus mezclas presentes en los ambientes van desde sustancias aparentemente inocuas para la salud, con efectos dependientes de su concentración o del grado de exposición, la irritación local de tejidos expuestos o de manera más soterrada el desplazamiento del oxígeno respirable llevando a crisis severas y agudas, que arriesgan la vida y la integridad y hasta sustancias severamente dañinas y perniciosas para diversos órganos de los humanos y animales.

 

El efecto de la exposición prolongada en el mediano y largo plazo puede generar destrucción de células y tejidos con daños irreparables. Así como muchas otras, favorecedoras de diversidad de cánceres y enfermedades malignas. 

En verdad que son muchas las bondades y las posibilidades que estas sustancias nos permiten en la ejecución y el logro de muchos bienes y servicios, sin embargo, sin querer desprestigiar su amplia utilización, no podemos desconocer que son crecientes los efectos adversos que generan. Muchas de estas consecuencias, impredecibles y desconocidas; en especial por su descuidada, irreflexiva e incontrolada utilización.

No sería útil, ni práctico, entrar a profundizar los detalles y características particulares de cada una de estas sustancias para comprender el inconmensurable riesgo oculto que estas sustancias, en sus diversas presentaciones, encierran para la salud humana y ambiental.  

Se trata, más bien, de dar a conocer, unas advertencias generales que nos permitan comprender a grandes rasgos su presencia ubicua e invisible, además del riesgo al que cotidianamente nos exponemos de manera inadvertida y traicionera. Esto con el fin de entender la necesidad de extremar, hasta dónde es posible, las medidas generales de protección y así, minimizar su influjo y racionalizar su uso en las actividades de la vida diaria y en todos los ambientes en que sea humanamente posible.    

Un verdadero enemigo oculto, presente por donde vamos, en unos ambientes más altamente concentrados que en otros. No podemos concluir que un veneno a gotas no puede matarnos. Estas sustancias, sin lugar a exagerar, se convierten en un veneno a gotas para nuestra salud y bienestar y nos llevan lenta, pero progresivamente a marchitar, debilitar, envejecer y deteriorar insensiblemente nuestra delicada y frágil máquina humana.

No son despreciables sus efectos y no podemos minimizarlos ingenuamente, pues encierran un doble efecto potencial, directamente sobre nuestro cuerpo. Porque el daño ambiental que producen, se revierte nuevamente sobre nuestra humanidad ya afectada previamente por este tipo de sustancias.

Es desbordante el cúmulo ilimitado de sustancias químicas y físicas que hacen parte de este factor de riesgo contaminador, tanto en entornos laborales como extralaborales. Y no podemos desconocer que su nociva influencia, trasciende las vías de contacto de las personas expuestas. Afectando, de manera impredecible, en el corto y en el mediano plazo, múltiples sistemas y órganos del ser humano. 

  

Por lo tanto, no se trata de un enemigo fácil de enfrentar por sus numerosas características que incluyen en su variabilidad, transformación y sinergia con que funcionan en cualquier ambiente.

 

Libardo Gómez Arias. Md. Salubrista Ocupacional, experto en prevención de riesgos para la salud 

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